Cuando los pensamientos se vuelven obsesivos e insoportables, nos debilitan. Necesitamos que todo esté perfecto, en orden, hacer algunas cosas de una forma ritualizada para impedir la catástrofe.
La terapia nos ayuda a encontrar el verdadero orden, el verdadero control, a través de la inmunización, como si de una vacuna se tratara. Lentamente se va produciendo un efecto avalancha, va cambiando nuestra percepción y empezamos a sentirnos profundamente relajados, a experimentar el mundo de una forma más placentera y a reconstruir nuestra propia vida.